Pornografia

Pornografía

Gálatas 5.19-21 (RVR60)

19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

II. La puerta abierta de la Inmoralidad Sexual

A. El primer pecado moral (sexual) mencionado por Pablo es porneia. William Barclay comenta:

1. Se ha dicho, y con acierto, que la única virtud nueva que el cristianismo introdujo en el mundo fue la castidad. La religión cristiana llegó a un mundo en el que la inmoralidad sexual no sólo era tolerada, sino considerada natural e imprescindible para el normal funcionamiento de la vida.

2. Ridderbos dice que porneia se refiere a «las relaciones sexuales ilícitas en el sentido más amplio del término». Esto armoniza con lo que se ha dicho excepto en un punto: que la expresión «relaciones sexuales» es demasiado limitada. Se puede ser culpable de pecado sexual sin tener relaciones sexuales. El Nuevo Testamento revela que ese tipo de pecado puede cometerse con la mente o la imaginación al igual que con el cuerpo.

B. La batalla por la mente

1. Como ya hemos mencionado repetidas veces, el verdadero campo de batalla es la mente, la imaginación, la esfera de la fantasía. Las Escrituras dicen de una manera clara que la inmoralidad se comete primero con el pensamiento, antes de ejecutarse con el cuerpo. En el Sermón del Monte, Jesús enseñó:

2. Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5.27–28).

a) En primer lugar descubrimos lo que Jesús no dijo. No dijo que es pecado mirar a una mujer atractiva (o, en el caso de las mujeres, a un hombre apuesto). Las mujeres atractivas lo son para cualquier hombre normal.

b) En segundo lugar lo que sí dijo lo que sí dijo el Señor es que si uno mira con lujuria a una mujer, se hace culpable de adulterio (v. 28). En esto consiste la inmoralidad del corazón, de la mente, de la imaginación.

c) John Broadus comenta:

1. Jesús no condena el simple acto exterior del pecado, sino también el alimentar deseos pecaminosos. Stier dice al respecto: «Aquel que experimenta este deseo a primera vista y luego, en vez de volver la cabeza y retirarse del pecado (2 Pedro 2.14), mira de nuevo con intención lasciva para retener y aumentar tal impulso, peca».

2. Como vivimos en un mundo donde la desnudez, parcial o completa, y la forma de vestir incitante están por todas partes, la batalla de los hijos de Dios por la pureza mental es más intensa que nunca.

C. la pornografía produce adicción.

1. Cuando cedemos a nuestros apetitos sexuales y comenzamos a ver videos, películas y revistas explícitas, descubrimos que la pornografía causa adicción.

2. Nos hace desear más y más materiales,

a) y al igual que el alcohol y las drogas, destroza vidas.

b) Alguien dice:«Soy un inválido emocional. La adicción que tengo a la pornografía paraliza mi vida espiritual, pervierte mi visión del mundo, deforma mi vida social y destruye cualquier posibilidad de que Dios me utilice. Y sin embargo no puedo dejarla. La lujuria me consume, aunque no me satisface. La pornografía me promete todo, pero no da nada».

c)Lo que dijo un Pastor; Hace algún tiempo intenté ayudar a una mujer cuyo marido era adicto a la pornografía. Me trajo un recibo de teléfono de más de trescientos dólares, el hombre hacía entre veinte y treinta llamadas a los teléfonos eróticos cada noche y también tenía una pila de revistas de metro y medio de altura y cajas llenas de películas pornográficas.

d) Aquellos que no hemos tenido nunca adicciones, jamás comprenderemos la intensidad del deseo que sienten los adictos; pero debemos ser lo más comprensivos y compasivos posible, ya que personas que tienen importancia para Dios y se sientan a nuestro lado en la iglesia han cruzado sin querer esa línea invisible. Son esclavos de una forma de vida que los conduce a la aflicción y la ruina, y no saben cómo dejarla.

D. la pornografía degrada a las mujeres.

1. Mostrar cómo las mujeres son seducidas, desnudadas y tratadas como animales de granja constituye un repugnante ataque contra su dignidad. Jesús elevó el papel y la dignidad de las mujeres, de modo que los cristianos sienten repulsa cuando se atenta contra su dignidad en los materiales pornográficos.

2. Pero todavía me preocupa más el ataque sutil de la pornografía contra la naturaleza y el carácter del sexo femenino. Los materiales pornográficos presentan a las mujeres con un apetito insaciable de sexo.

3. Si hay un hilo conductor que da cuerpo a todo el contenido pornográfico, es el énfasis continuo, en docenas de formas distintas, en que incluso cuando las mujeres indican que no están interesadas en las propuestas sexuales de un hombre, en realidad lo están[ … ]

4. Hay miles de hombres en nuestra comunidad que son adictos a la pornografía y que vagan por los lugares públicos convencidos de que todas las mujeres se pasan el día ansiando mantener relaciones sexuales. Si una mujer se resiste, lo que quiere en realidad es que el hombre se imponga a ella y la tome por la fuerza.

E. la pornografía destruye insidiosamente el matrimonio.

1. Dijo alguien; Sé que muchas parejas casadas de mi iglesia ven juntas videos pornográficos para añadir algo de estímulo a sus vidas sexuales. En un principio, ver pornografía puede excitar y estimular a los cónyuges; pero no son los resultados iníciales los que me preocupan.

2. Dios diseñó la sexualidad marital para que brotara en el contexto de una relación íntima y cariñosa donde siempre estuvieran presentes el cuidado del otro, la comunicación, el servicio y la ternura. Cuando esos valores se cultivan en el matrimonio, despiertan la atracción sexual, y entonces el coito se convierte en una expresión de interés y amor, una forma de decir: «Me importas. Te quiero y deseo comunicártelo con ternura».

3. La pornografía frustra todo esto, reduciendo la dimensión sexual del matrimonio a un acontecimiento atlético biológicamente inducido, hasta que por último ya no se hace demasiado énfasis en la parte tierna de la vida de pareja. Cuando ésta se escapa de una relación, desaparecen el corazón y el alma de la sexualidad marital. La mujer empieza entonces a sentirse usada y agraviada, y el hombre frustrado y vacío.

4. Una mujer dijo: «Mi marido y yo no podemos tener experiencia sexual sin empezar viendo pornografía. Pero luego nos sentimos sucios, culpables y vacíos».

5. Otra mujer dijo; Hace algún tiempo estaba ordenando el armario de mi esposo y descubrí algunas revistas escondidas entre sus pertenencias personales. Por lo general no suelo examinar sus cosas; sólo descubrí aquellas publicaciones de manera accidental. Cuando las abrí me quedé pasmada al verlas llenas de fotografías de hermosas mujeres totalmente desnudas. Estaba aturdida. Jamás había sospechado que se interesara en ninguna otra mujer aparte de mí. Aquello me horrorizó y me puse a llorar. Cuando volví a mirar los cuerpos de aquellas mujeres tan bien dotadas y luego me fui al espejo para verme a mí misma, no pude sino exclamar: “Dios mío, ¿es eso lo que él desea de mí? Jamás podré satisfacerle. No tengo todo lo que esas mujeres pueden ofrecerle”. Desde entonces no he vuelto a disfrutar de las relaciones sexuales con él.

F. que la pornografía es devastadora para los niños.

1. La pornografía cae de una u otra manera en manos de los niños (y de los adolescentes), conduciéndolos a menudo a la experimentación sexual equivocada cuyos resultados son muy destructivos.

2. Si la pornografía deforma la perspectiva sexual de los adultos, piense en lo que les hará a los niños, que son incapaces de tomar decisiones prudentes aun sobre cosas sencillas, ¡cuánto más en temas tan complejos como la sexualidad humana!